SERVICIO AL
CLIENTE.
Todas las actividades y la productividad de la empresa están enfocadas al cliente, por ende la calidad del servicio al cliente debe ser excepcional, superando y cumpliendo las expectativas del cliente, siendo puntual con el cumplimiento de las fechas, velocidad y diligencia en el momento de atender, sencillez en el momento de hacer los trámites necesarios, y obviamente la buena atención. La calidad del servicio beneficia visiblemente la parte económica de la empresa, ya que cuando se ofrece un servicio excepcional no solamente se atraen nuevos clientes, sino que también obtenemos la fidelidad de los clientes que ya conservamos.
Existen dos tipos de clientes:
- Cliente Externo y cliente Interno.
El Cliente
Externo – Son
todas aquellas personas que no pertenecen a la empresa, pero solicitan el
servicio o producto de la organización, son los clientes que traen sus
necesidades y el deber de la organización es cumplir las necesidades de dicho
cliente.
Cliente
Interno – Son todas
aquellas personas que pertenecen a la empresa, es la persona encargada de
recibir el fruto de un proceso dentro de la misma organización, Es el proveedor
de quien recibe el producto de su mismo trabajo y el cliente de quien hace
llegar el resultado.
En el proceso de
relación con los clientes se identifican diferentes personalidades que puede
poseer un cliente.
-
El cliente enojado: este tipo de clientes se presentan difíciles a la hora de servirles,
porque suelen ser personas con un tono de voz molesto y una actitud pesada, por
ende ante este tipo de clientes hay que mantener la calma y la serenidad, escucharlo,
hacerle notar que es importante lo que está diciendo, tomando una actitud solidaria
y tratar de cambiar su comportamiento de enojo con nuestra actitud de respecto
y paciencia.
-
El cliente conversador: Es el tipo de cliente que es cortes y amable, pero que debido a su
personalidad nos puede contar prácticamente toda su vida personal, trayendo
demasiada confianza entre trabajador y cliente, situación que podría ser motivo
de llamado de atención por nuestros subalternos, porque nos está distrayendo de
nuestras obligaciones, así que es importante hacerle saber a través de gestos
como por ejemplo mirar el reloj y enfocarnos en el tema que realmente nos
interesa.
-
Cliente ofensivo: Es el cliente que ataca al personal del servicio verbalmente, con palabras
soeces e hirientes, esta reacción la toma teniendo o no razón. Es una situación
difícil con este tipo de clientes pero lo más acorde para no empeorar la
situación es mantener una postura educada y solicitar respeto a dicha persona,
manteniendo siempre la calma.
-
Cliente inseguro: Son ese tipo de personas que no saben en realidad lo que están buscando
o les es difícil comunicar su necesidad, con este tipo de clientes lo mejor es
mostrarle que tenemos el mejor deseo de servirle, ofreciéndole confianza con el
asesoramiento e información clara y concreta acerca de los productos y
servicios.
-
El cliente callado: Es el cliente que observa y observa y no dice absolutamente nada,
parece ausente.
-
El cliente agresivo: Es el cliente que se muestra malhumorado, apresurado, todo fuerte e
irritable, con este tipo de personas es mejor mantener la serenidad, si la
causa de su agresividad fue nuestra culpa, lo más sensato es disculparse y
aceptar el hecho de nuestro error pero inmediatamente plantear soluciones.
-
El cliente quejador: Es el cliente que se aferra del más mínimo detalle, para quejarse del
servicio y producto de la empresa, en esta situación es importante escucharlo
sin interrupciones y después de una manera cortes darle las razones o explicaciones
de porque no compartimos su opinión.
En conclusión el éxito de tener buenas
relaciones con nuestros clientes está basado en la actitud personal del
servicio, en la cortesía, el respeto, la sencillez y la amabilidad con la que
tratamos a nuestros clientes, sin importar cuál sea la situación y el tipo de
personalidad que posea un cliente, lo que siempre debe de prevalecer es el respeto
y el manejo y control de la situación.